lunes, 1 de marzo de 2010

FRAN

Por cuestiones de trabajo y viajes del mismo llevaba un tiempo sin cuidar mi imagen. Entonces un día me levante y al mirarme en el espejo decidí que no podía pasar mas sin darme un pequeño cuidado personal, así que decidí que tenia que afeitarme y córtame el pelo. Estaba en el hotel y me dirigí hasta la Plaza, entró en una peluquería llena de hombres con una cierta edad. No sabia como explicar en portugués lo que yo quería, le empecé a decir que me lo cortara corto, el hombre no me entendía, entonces le indique con los dedos que lo quería cortito. Ya parecía que empezaba a entender entonces empezó a cortar y veía que el hombre solo cortaba una pequeña cantidad, el no me había entendido y solo me estaba igualando el peinado. Tuve que decirle que lo quería mas corto y por fin parecía que me había entendido. Me paso la maquina de rapar por los lados y la parte de atrás con un Nº 3, siguió cortando con tijeras la parte de arriba, en esto que vi que la parte de atrás y los lados me parecía algo largo, prefería un dos y con la misma le señale uno de los laterales y le señale otra vez con los dedos que lo quería mas corto a un dos. El peluquero cogió la maquinilla le puso el peine del Nº 2 y como me estaba cortando por arriba, pensó que le decía que todo mas corto al 2. Empezó a raparme de un lado a otro y yo no me lo podía creer. Yo me calle y no dije nada ya no podía hacer nada. Yo dude si el tío se confundió o lo izo para que me callara y no perdiéramos mas el tiempo entendiéndonos. Luego me afeito tardó casi 45 minutos y mi cara estaba preparada. El alcohol era tan fuerte, mis ojos estaban húmedos y empecé a ahogar y a darme náuseas por el olor nauseabundo licor. Pero cuando se terminó tenía la mejor afeitada de mi vida y la verdad un agradable corte de pelo, no parecía el mismo pero al final salió todo bien.

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